Homilía del Viernes Santo.
Dios mismo viene a pagar por nuestros pecados. Dios se hace hombre para saldar con su propia vida la deuda contraída por todos. He aquí el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. De esta manera se hace perfecta justicia. El Hijo de Dios, miembro de la familia humana, entrega su propia vida para la redención de sus hermanos. Uno de nosotros nos ha redimido, nos ha devuelto la dignidad de hijos del Padre y nos ha abierto las puertas a la Vida eterna.