Homilía del domingo 17 de agosto de 2025.

El corazón de Jesús anhela que se extienda en todos los corazones el fuego del Amor de Dios y está dispuesto a dar la vida por ello. Asume un bautismo de sangre -su Pasión, Muerte y Resurrección- para sanar nuestros corazones del pecado y podamos recibir su Espíritu divino en nosotros. Pero, al igual que Cristo, la vida del cristiano no está exenta de incomprensiones, rechazo y dificultades, pero estas mismas cruces, por la Gracia, se convierten en fuentes de Vida eterna.