Homilía del domingo 20 de julio de 2025.
En la segunda lectura san Pablo nos recuerda que todos estamos vinculados espiritualmente y que la Gracia que Dios nos concede fluye de unos a otros de manera que nos ayudamos mutuamente a crecer espiritualmente y a llegar a la plenitud de la fe y del amor. El Evangelio de este domingo, con esta entrañable anécdota de Marta y María, nos ayuda a entender la necesidad de encontrar un equilibrio entre el cuidado de las cosas materiales y el cuidado de nuestra alma eterna, entre el tiempo que dedicamos a la familia, al trabajo o a nosotros mismos y el tiempo que dedicamos a la vida espiritual.